Las cinco cosas que no recomiendan hacer el 24 y el 31 de diciembre para no espantar la buena suerte
General
19 de diciembre de 2025
Muchas tradiciones populares recomiendan evitar ciertas acciones el 24 y el 31 de diciembre porque se cree que “espantan” la buena suerte y la prosperidad del año que empieza. Estas creencias no son reglas, pero sí forman parte del folclore de fin de año en muchos hogares.
> No limpiar ni barrer ese día
Se dice que barrer, trapear o hacer limpieza profunda durante la Nochebuena o la Nochevieja “barre” también la buena fortuna que está entrando a la casa. La recomendación es limpiar a fondo el día anterior y dejar solo tareas mínimas para después de las fiestas.
> No usar ropa totalmente negra
El negro, en estas creencias, se asocia al estancamiento y a la “energía pesada”, por lo que se desaconseja vestirse de negro de pies a cabeza en las cenas del 24 y 31. Se sugiere combinarlo con colores vivos o metálicos para “cortar” esa carga simbólica.
> No sacar la basura durante la celebración
Tirar la basura en plena noche festiva se interpreta como “sacar” del hogar la prosperidad y las cosas buenas que se quieren atraer. Muchas personas prefieren dejar las bolsas listas y sacarlas antes de que empiece la reunión o recién al día siguiente.
>No lavarse ni cortarse el pelo, afeitarse o cortarse las uñas
En algunas supersticiones, cortarse el pelo, las uñas o afeitarse el 24 o el 31 puede traer conflictos, pérdidas o “cortes” en los vínculos durante el año entrante. Por eso se acostumbra hacerlo uno o dos días antes, como parte de la preparación para recibir el nuevo ciclo.
> No pasarse la noche trabajando o lavando ropa
Lavar y colgar ropa el último día del año se asocia a mala suerte e incluso a la posibilidad de atraer una pérdida importante en la familia. También se aconseja no pasarse la noche en tareas pesadas, para no “programar” un año de sobrecarga y agotamiento.
Cómo adaptar estas recomendaciones a celebraciones modernas
Estas recomendaciones pueden adaptarse de forma flexible para que tengan sentido en celebraciones actuales, sin perder su costado simbólico. No se trata de cumplir “al pie de la letra”, sino de usarlas como guía para crear un ambiente positivo y con intención.
Integrarlas a la organización previa
Hacer la limpieza general y sacar la basura uno o dos días antes, y dejar el 24 y 31 solo para “retoques”, así se respeta la creencia sin complicar la logística.
Programar el corte de pelo, uñas o afeitado en la semana previa y tomarlo como un pequeño ritual de autocuidado de fin de año.
Adaptar el código de vestimenta
En reuniones informales, proponer dress code con colores alegres (rojo, dorado, blanco) y permitir el negro combinado, de modo que nadie se sienta excluido pero se mantenga el símbolo de “atraer buena energía”.
En fiestas más elegantes, sugerir detalles de color (accesorios, pañuelos, maquillaje) para quienes prefieran ir de negro, reforzando la idea de balance más que de prohibición.
Compatibilizar con espacios pequeños y vida urbana
Si no hay lugar para acumular basura, se puede sacar antes de que empiece la cena y considerar que la “suerte” ya está instalada en el encuentro, no en la bolsa.
En departamentos, evitar lavar y colgar ropa a la vista durante la noche y usar canastos cerrados para lo que quede pendiente.
Darles un sentido emocional y no rígido
Explicar a la familia, sobre todo a los más jóvenes, que son tradiciones culturales para enfocarse en lo positivo, no amenazas ni miedos.
Usar estos gestos como excusa para hablar de lo que se quiere dejar atrás y lo que se desea para el año nuevo, manteniendo la esencia simbólica pero con un enfoque contemporáneo.